Historia del MFC

EL M. F. C. y sus raíces

Apenas unos meses antes del inicio de la segunda guerra mundial, el Abate HENRI CAFFARELL fundó en 1939, en la ciudad de Paris “Los Equipos de Nuestra Señora” siendo estos grupos un “movimiento de espiritualización conyugal y familiar” que pretendía la recristianización de la familia. Los equipos se dedicaban a labores apostólicas directamente, pero muchos de sus miembros lo hacían de manera individual.

EL M. F. C. en América

En el año de 1947 surge en los Estados Unidos de Norteamérica un movimiento inspirado por el francés, pero adaptado a las circunstancias de ese país, con el nombre de “Christian Family Movement” con sede en Chicago.
EL M. F. C. en Latinoamérica


En 1948, en Buenos Aires, un grupo de señoras de la “Liga de Madres”, invita al padre Pedro Richards para que les hable del mensaje de la Virgen de Fátima y se vio que era necesario que esto mismo se hiciera con sus maridos conjuntamente, puesto que se hablaba de la familia.


Por primera vez dentro de un movimiento de laicos se promueve el apostolado familiar y la espiritualidad conyugal, en contraposición a los apostolados paralelos de los Movimientos de Acción Católica de la época.


Así fue que el 25 de Noviembre de 1948 se conforma el primer grupo de matrimonios en América Latina, con el nombre do “MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO”, obteniendo la aprobación del Cardenal SANTIAGO COPELLO, Arzobispo de Buenos Aires, el 13 de Diciembre del mismo año.


Se anticipa al Concilio Vaticano II , con algunas ideas que se vivían en la Iglesia, como fue el anhelo de buscar una más activa participación del laico. Revalúa la fuerza de la pareja en su vocación a la santidad y en su acción evangelizadora, sirve de promoción de los valores de la mujer, integra en equipos a Sacerdotes y Matrimonios formando conciencia de comunidad eclesial, y extiende su acción hacia la conciencia de la necesidad de preparación al matrimonio. Se expande apostólica mente por todo el Continente, inquietando a grupos de matrimonios en todos los países en actitud de búsqueda, de fraternidad, de hospitalidad, en forma verdaderamente inspirada en el carisma olvidado de la familia.


Una de sus principales fuerzas está en la creación de un movimiento de Laicos con unidad latinoamericana, que nace y crece con fuerza propia en cada país, pero con una necesidad sentida de unirse con familias de otros países. Los fundadores del MFC iniciaron este trabajo, el cual fue continuado por sus sucesores y esto trajo como consecuencia que esta necesidad de unidad eclesial se explicitara en Encuentros Latinoamericanos y en Asambleas de Presidentes, las cuales han servido de motor y de jalón a todo el MFC de Latinoamérica marcando pasos, líneas y criterios, y acrecentando su mística y su sentido de pertenencia a la iglesia.


El MFC se extiende en Latinoamérica gracias al carisma apostólico y al esfuerzo misionero de tres matrimonios Uruguayos: los SONEIRA, los GELSI y los GALLINAL y del padre PEDRO RICHARDS, quienes lo propagaron por todo el continente.


El 30 de Junio de 1957 se reúnen en Montevideo, Uruguay, un Grupo de matrimonios y asesores de siete países, realizando así e1 Primer Encuentro Latinoamericano y la Primera Asamblea de Presidentes Nacionales en la que se acordó la creación del SECRETARIADO PARA LATINOAMÉRICA “SPLA”, el cual estará encargado de coordinar, promover y difundir el MFC en el continente y fueron nombrados como sus primeros Presidentes FEDERICO Y HORTENSIA SONEIRA.

EL M. F. C. en México

Jesuita FRANCISCO MARIN, quien estando como misionero en China conoció a un matrimonio miembro de los “Equipos de Nuestra Señora” de Paris. A su regreso de China, el Padre Marín se hizo cargo de las Congregaciones Marianas en la Ciudad de México y fue a los miembros casados de estas Congregaciones, con el apoyo decidido de MANUEL Y HERLINDA GONZÁLEZ FLORES, a quienes inicialmente invitó el sacerdote a formar grupos de matrimonios parecidos a los de “Nuestra Señora” de Paris. Los matrimonios acogieron muy bien la invitación del Padre Marín y en poco tiempo el grupo fue muy numeroso.


Aproximadamente un año más tarde, el Padre LUIS G. HERNÁNDEZ se encontró con una situación parecida: TERESA OLIVERA, miembro de Acción Católica, visitó Paris y conoció los “Equipos de Nuestra Señora”. A su regreso a México habló con RAFAEL Y CONSUELO GONZÁLEZ RIVAS, a quienes ofreció poner en contacto con el matrimonio POULIN, miembro de los grupos de Paris y quienes estarían en México para esas fechas. Los González Rivas invitaron a otros matrimonios para la reunión con los Poulin, surgiendo de allí la iniciativa de hacer algo parecido a lo que se desarrollaba en Francia. El Padre Hernández estuvo de acuerdo en asesorar al grupo y participar en sus reuniones.


Fue así como se formaron dos grupos de matrimonios con antecedentes educativos, formación religiosa y expectativas familiares muy semejantes, pero completamente independientes entre sí, creciendo ambos grupos en forma paralela.


En Agosto de 1958, por iniciativa de Acción Católica, ALEJANDRO Y MARGARITA RANGEL promovieron la visita a México del Padre PEDRO RICHARDS así como de FEDERICO Y HORTENSIA SONEIRA, en ese tiempo Asistente y Presidentes Latinoamericanos del MFC. Por otra parte la Acción Católica ya había iniciado las gestiones para establecer un “movimiento de la familia en México”, alrededor del año 1957. El Arzobispo de Guadalajara y Presidente de la Comisión Episcopal para el Apostolado Seglar, Monseñor JOSE GARIBI RIVERA, le pidió al Padre Richards que impartiera un retiro al que asistirían los Grupos de los Padres Marín y Hernández. En esta y otras reuniones posteriores, tanto el Padre Richards como los Soneira, hicieron ver a ambos grupos, que tenían mucho en común y con el MFC Latinoamericano, de manera que los invitaron a fusionarse y a pertenecer al MOVIMIENTO. La idea fue aprobada y en Agosto de 1958 se unieron los grupos y adoptaron el nombre de MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO.
A partir de esa fecha el Movimiento Familiar Cristiano tiene presencia en México

Fundador

El Padre Pedro Richards, c.p., fundador del Movimiento Familiar Cristiano, fue sin duda un hombre de fe, espejo fiel del carisma del Cristo nupcial que el Espíritu Santo le inspiró.

Un gran visionario, que creyó en la posibilidad del apostolado familiar, procurando recuperar y revalorizar algo tan sagrado como el matrimonio.
Se presenta al mundo actual como ejemplo de misionero incansable, que recorrió los caminos de América Latina llevando el mensaje de Jesús y junto a él, la buena noticia sobre el matrimonio y la familia.


Apasionado por la pastoral familiar, vivió una vida intensa de entrega, generosidad y servicio, logrando una perfecta síntesis de inteligencia y corazón.


Tres componentes caracterizaron su fecunda vida sacerdotal y misionera: Testimonio de espiritualidad; Vida comunitaria y Acción entre las familias.


Esto se reflejó en los tres signos que lo acompañarán para siempre: El corazón, logo de la Congregación Pasionista; La cruz de ébano, signo de la misión; La estola, bordada con las tinajas y la cruz que identifican al MFC.

Permanecerá para siempre, impresa en nuestra memoria y en nuestro corazón, la última imagen que conservamos del Padre Pedro, en su habitación de la Casa de Nazareth, muy delicado, pero todavía muy consciente y que pudo comunicar su ansia por el futuro del Movimiento Familiar Cristiano y su infinito amor por toda la familia emefecista.

Padre Pedro Richards

Profundamente mariano, uno de sus pedidos fue que rezáramos el Rosario en familia.
Manifestó su preocupación por todo el MFC y las dificultades presentes, aconsejando que las piedras que tales dificultades significan, las transformemos en escalones para alcanzar el ideal.


Finalmente pidió que no dejemos apagar la antorcha del Movimiento Familiar Cristiano.
Dejó sus huellas y seguirá siendo el «CENTINELA DE LA FAMILIA». No perderemos de vista la herencia que nos dejó.


Estamos seguros que el 30 de octubre, Jesús mismo preparó la mesa del banquete del cielo para recibir a este Santo Varón, que «libró la batalla y perseveró hasta el final », siendo Sacerdote y Pastor, rodeado por los brazos amorosos de María, a la que tanto amó, volvió a su casa y ¡allí nos espera!


El Movimiento Familiar Cristiano disfrutó de su presencia y, si bien se apenó por su partida, goza de su Pascua en el Señor, y unido en la oración le dice:
¡Gracias, Pedro!